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The Big Stereoparty cerró en clave de éxito

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Con algo más de calor pero una afluencia de público igualmente notable que en la primera, la segunda jornada de The Big Stereoparty, la gran celebración de los 25 años de Subterfuge Records prometía un buen puñado de reuniones y nostalgias. Muchos eran los nombres propios de los que hablar el sábado: Najwajean, Australian Blonde… pero, sobre todo, el esperadísimo regreso de Los Fresones Rebeldes y Mercromina. Todas formaciones exitosas, queridas, ansiadas y con estilos musicales verdaderamente diferentes. Por lo general el resultado de estas arriesgadas reuniones fue un éxito, aunque desigual como ahora veremos. En lo que se refiere a las infraestructuras, se repitieron los problemas del día anterior: pocos baños, largas colas para conseguir comida pero, eso sí, espera nula para hacerse con una cerveza. Podéis ver todas las fotos del evento en nuestra galería de Flickr.

Mi tarde empezó con el trío de power-pop Pantones. No era la primera vez que los veía y mi impresión es siempre la misma: letras y maneras muy divertidas, una versión del The Sign de Ace Of Base muy acertada, un estilo que, sin ser mi favorito, explotan a la perfección pero un “pero” muy grande: la voz, que suena insuficiente y fuera de tono en demasiadas ocasiones, es un problema. Si consiguen mejorarlo tendrán una seguidora más.

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Tras solamente 20 minutos de actuación y con un sol de justicia en todo lo alto hacían su aparición los leoneses The Bright en el escenario. La formación folkie, que son de los cachorros que más debería cuidar Subterfuge últimamente, lleva ya algún tiempo amagando con un tercer disco y nos ofrecieron un par de canciones. La que utilizaron para cerrar su set fue verdaderamente destacable, muy rockera y espectacular, con una subida épica que me gustó mucho. Por lo demás, su solvencia habitual con temas como Hexágonos y Private Garden aunque con un público reducido y tal vez algo más alejado de lo que suelen acostumbrar ellos, que montan unas fiestas en salas dignas de verse.

A las siete de la tarde le tocaba el turno a Bravo Fisher!, que prometía fiesta y baile a raudales. Me temo que jugó en su contra la hora y la densidad de público, todavía escasa y que no parecía conocer muy bien sus canciones. La verdad es que yo he visto a este chico alguna otra vez, en escenario más pequeño y a una hora más adecuada, y hace vibrar, cantar, bailar y divertirse a la gente cosa bárbara. Tal vez la del sábado no fuera su mejor tarde, a pesar de que Vega se subió al escenario en los últimos compases de la intervención para añadirle un punto femenino a ésta.

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Después venía uno de los momentos más esperados de la jornada: la reunión de Najwa Nimri y Carlos Jean, que desde 2008 no graban juntos como Najwajean. Najwa se presentó ataviada con una gorra y chupa de rapera y Carlos no paraba de moverse tras su mesa, animar e, incluso, ayudar a veces con los coros. Revisaron ese No Blood que grabaron allá por 1998 con Subterfuge son mucha emoción y nostalgia, aunque no se olvidaron de repasar algunos éxitos más recientes, como la delicada y lenta versión que hicieron de Crime, sin duda uno de los temas más celebrados de su discografía juntos. Personalmente se convirtió en un concierto entrañable, una de esas bandas que me gustaban en mi juventud pero que por motivos económicos nunca llegué a ver y que, por unos minutos, reinventaron algunos de sus temas más emotivos de forma eficaz.

Les siguieron los gijoneses Doctor Explosión, banda de rock de guitarras ácidas sin concesiones que sigue viva y coleando a día de hoy. Su intervención fue fugaz pero solvente, como un torbellino rockero sobre el escenario pero llenos de fuerza y precisión.

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L-Kan también continúan en activo y, aunque ya no siguen en Subterfuge, dijeron que aquellos fueron sus años dorados. Por eso subieron al escenario ataviados con sendos trajes de lentejuelas, dijeron. Para recordarlos. Las barbas de pega y las verduras atadas con correa por el escenario eran mara mimetizarse con los hipsters. Las seis canciones que interpretaron constituyeron un divertidísimo despropósito y consiguieron, entre Estoy aburrida de estar tan salida y derivados, animar a un público que ya en esos momentos era bastante numeroso. Tengo que admitir que el género musical que practican, este pop surrealista y atrevido, por lo general no me llama mucho. Pero consiguieron captar mi atención y acabé pasándomelo francamente bien mientras los veía.

Tras ellos llegó el que para muchos era el momento más esperado de todo el festival: la reunión de Los Fresones Rebeldes. Tengo que confesar, primero, que esta es una banda que no me gusta demasiado. Ni siquiera en su momento ni en la actualidad, con lo quemados que han quedado algunos de sus himnos, acabo por comprender el cariño que se les tiene. Pero oigan, L-Kan tampoco me interesaban y acabé pasándolo pirata en su concierto. El caso es que la intervención de Los Fresones fue, en mi opinión, la peor de todo el festival. Y es que a muchas de las bandas que se reunieron para la ocasión se les notaba a la legua que hacía siglos que no tocaban juntos (Australian Blonde y Mercromina, sin ir más lejos), pero suplieron esas carencias (completamente comprensibles) con ingentes cantidades de sonrisas, agradecimientos a Subterfuge, simpatía y amabilidad. En cambio Los Fresones Rebeldes se subieron al escenario con unas caras de pocos amigos que no auguraban nada bueno, despacharon unos cuantos hits sin decir una sola palabra, se dedicaron a ser directamente aburridos y hasta maleducados, cogieron el dinero y se largaron. Una reunión, podría decirse, como las de los grandes: innecesaria. Porque para hacer eso mejor haber dejado más tiempo a grupos que realmente transmitieron la sensación de estar divirtiéndose sobre el escenario.

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Poco puedo decir de quienes les siguieron, Pauline en la Playa, puesto que es otro de esos grupos que practica un género de canción de autor en femenino que no me interesa casi nada. En lo que vi fueron solventes, sí, agradecidas y cálidas, pero poco se puede hacer cuando la música de alguien te aburre soberanamente, más que aprovechar para hacer la cola del baño.

El trío Arizona Baby ya había catado el escenario del Matadero la noche anterior con el combo Corizonas y se subieron el sábado, no con menos ganas de liarla. Tal vez sin la potencia explosiva que demostraron al juntarse con Los Coronas, los vallisoletanos completaron un rápido set con su faceta más folk y guitarrera. ¿Qué se puede decir? Que lo hacen de miedo, que instrumentalmente son brillantes y que en sus interpelaciones (metiéndose con los festivales grandes que tratan a artistas y público de gilipollas) se hicieron querer. Ni descubrieron América ni hicieron nada que no hayan hecho centenares de veces, pero sus intervenciones llenan de energía a cualquiera y tras las dos actuaciones anteriores, eran necesarios.

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Para el público menos pedorro dos eran los principales atractivos de la jornada del sábado: Australian Blonde y Mercromina, dos bandas no tan diferentes, ambas extintas y que tocaron ya con todo el público en el recinto. Los primeros desplegaron poderío guitarrero, tirando muy especialmente del virtuosismo de Paco Loco a las cuerdas para dar un toque mágico a la electricidad. Se les notaba, sinceramente, que llevaban tiempo sin tocar juntos. Se notaba que no todo estaba perfectamente sincronizado pero, a pesar de los fallitos, tiraron de la belleza de discografía con la que cuentan y no creo que dejaran a nadie insatisfecho.

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Y algo muy similar sucedió con Mercromina, que técnicamente no fueron perfectos, pero que cuentan con una discografía que hacía su intervención inapelable. La voz de Joaquín Pascual se encontraba, además, en buen estado de forma e incluso los complicados graves de Evolution quedaron finos. Admito que es una formación que generacionalmente se me queda un poco lejos, pero me gustó mucho el muro de sonido eléctrico que levantaron y sus temas clásicos me emocionaron mucho más de lo que habría esperado.

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Y hasta aquí llegó, con retraso, el Día de la Música. Podéis seguir celebrando el cuarto de siglo de Subterfuge con la exposición que han organizado en el Centro Centro de Madrid o, mejor todavía, escuchando y comprando las publicaciones de la discográfica. Esperamos vernos dentro de otros 25 años, con nuevas bandas, pero con estas también. Podéis ver todas las fotos del evento en nuestra galería de Flickr.

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